Te has puesto a pensar…  ¿Qué tan vulnerable eres?

¿Qué pasaría con tu familia si tienes un accidente y nunca más vuelves a casa? ¿O si de la noche a la mañana un incendio destruye tu casa?

Todas estas cosas suceden y son más frecuentes de lo que crees. Muchas de las personas afectadas seguramente pensaron igual que tú: “a mí no me va a pasar”. Una de las frases más dañinas de nuestro lenguaje y cultura.

La protección del patrimonio es sin duda uno de los pilares fundamentales de las finanzas personales, pero también es el más descuidado. Conlleva dos aspectos que conviven y se complementan: la prevención, que ayuda a disminuir los riesgos (pero no los evita completamente) y los mecanismos de protección, que nos ayudan a lidiar con las consecuencias financieras en caso de que un evento desafortunado suceda.

 

Antes siquiera de empezar a hablar de protección, tenemos que tener muy claro qué es en realidad importante para nosotros y cuáles son nuestras prioridades. ¿Nuestra salud? ¿La seguridad de nuestra familia? ¿Nuestra privacidad? ¿El patrimonio que estamos forjando y que nos permitirán lograr algunos de nuestros objetivos de vida?

Luego tenemos que pensar qué pasaría si algún evento, por remoto que sea, afecta a eso que es tan importante para nosotros y que queremos proteger. Antes ya hicimos algunas de esas preguntas, pero hay muchas más: ¿Qué pasaría si mi hijo se enferma y me lo tengo que llevar en la madrugada al hospital? ¿Cómo cambiaría la vida de mi familia si de la noche a la mañana pierdo mi empleo o peor aún, mi capacidad de generar ingresos en el futuro?

Sé que esto puede parecer muy abstracto, pero de eso se trata la administración de riesgos:

  • Identificar los riesgos
  • Clasificarlos según su severidad y probabilidad de ocurrencia
  • Disminuir la probabilidad de ocurrencia, y en algunos casos su potencial impacto, a través de mecanismos de prevención y control de riesgos.
  • Dado que los riesgos nunca se pueden eliminar completamente, tenemos que tomar una decisión sobre aquellos que conservan su potencial de dañar severamente todo lo que estamos construyendo. ¿Cómo los vamos a manejar? ¿Se pueden transferir a una aseguradora? ¿Requiere algún otro instrumento, como un testamento o un fideicomiso?
Seguro educativo
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El papel de la prevención

Como ya mencionamos, prevenir es tomar medidas que nos ayuden a disminuir la probabilidad de que las cosas sucedan. Pero no las evitan por completo.

Pensemos por ejemplo en nuestra salud: podemos llevar una vida activa, hacer ejercicio, una dieta sana y saludable, evitar el consumo de sustancias nocivas como el alcohol o el tabaco, dormir bien, etc. Todo esto nos ayuda mucho pero no evita por completo la posibilidad de sufrir una enfermedad crónica como el cáncer, entre muchas otras.

Si eso llegara a suceder, a pesar de todo lo que hemos hecho para vivir mejor, las consecuencias financieras podrían ser desastrosas. En ese caso, contar con un buen seguro de gastos médicos mayores podría hacer toda la diferencia.

Eso mismo se extiende a todas las demás cosas que son valiosas para nosotros. Prevenir es importante, pero muchas veces no es suficiente. Tenemos que complementar eso con una capa de protección que nos ayude a enfrentar las consecuencias de esos riesgos, si se llegan a dar.

Tanto la prevención como la protección conllevan un costo. A veces financiero, otras de oportunidad. Nada es realmente gratis en la vida: siempre son unas por otras. Por ello es importante buscar mecanismos eficientes de protección y enfocarnos en lo que es realmente valioso.

En México es triste ver cómo la gente protege aquello que ve más propenso a daño, como su auto, pero deja completamente desprotegida a su familia. Menos de 5% de las personas aseguran su hogar y su negocio. Pero piensa por un momento ¿Qué pasaría si lo pierdes de un día para otro? ¿Cómo cambiaría tu vida y la de tu familia? Un buen seguro, adecuado, te ayuda a ponerte de pie muchísimo más rápido.

Ahora bien, hay distintas maneras de proteger lo que estamos construyendo. Quiero mencionar las tres más importantes:

1. Fondo para emergencias

Hay muchos imprevistos que nos pueden causar un fuerte desequilibrio. Además a veces las cosas se juntan. Por ejemplo: se descompone el carro y requiere una reparación mayor. Hay una fuga en casa que requiere reparación inmediata. 

Nuestro hijo pequeño se enferma en la escuela y hay que comprar medicamentos caros. Se declara una pandemia y perdemos nuestra principal fuente de ingresos de un día para otro.

Mucha gente piensa que si esto sucede, para eso son las tarjetas de crédito. Este es un gravísimo error: lo peor que puedes hacer, en la mayoría de las ocasiones, es endeudarte y patear el balón para más adelante.

Piensa en Javier y Juan: los dos ganaban lo mismo, los dos perdieron su trabajo. Sin embargo, Javier no tenía deudas y contaba con un fondo para emergencias que cubría cuatro meses de sus gastos. Juan debía cantidades fuertes en “mensualidades sin intereses” porque compró muchas cosas durante el “Buen Fin” y su cuenta bancaria apenas tenía lo suficiente para terminar la quincena.

¿Quién crees que está mejor preparado para enfrentar esa pérdida súbita de empleo?

 

Seguros

Hay muchos eventos que pueden causar daño significativo a nuestro patrimonio y a las personas que más queremos. Por ejemplo: un accidente que nos impida volver a trabajar; la responsabilidad legal y financiera por un daño causado a otra persona (aunque sea un accidente); una enfermedad crónica de tratamiento costoso y prolongado o la pérdida del techo en el que vivimos.

Para eso sirven los seguros: para ayudarnos con las consecuencias económicas de esos eventos, para reducir fuertemente su impacto, de tal manera que podamos seguir nuestro camino (o nuestra familia, si les llegamos a faltar).

Es importante precisar que no todos los seguros son iguales. He visto muchísimas personas muy mal aseguradas o incluso sobre aseguradas (pagan innecesariamente por más de lo que necesitan). Hay que aprender a asegurarnos y a asesorarnos bien y recordar que los seguros se tienen que ver en conjunto con el resto de nuestro plan financiero personal (al igual que los demás mecanismos de protección).

Testamentos y/o fideicomisos

Estos son mecanismos de protección para garantizar dos cosas importantísimas:

1) Designar a un tutor (de mutuo acuerdo con la pareja) que se encargue del bienestar de nuestros hijos si ambos padres llegan a faltarles.

2) Que nuestros bienes sean transmitidos a las personas que nosotros hayamos designado (o bien se queden en administración bajo un fideicomiso para ser entregados bajo ciertas condiciones específicas).

No tener un testamento puede causar problemas y costos enormes a nuestros seres queridos.

Con testamento

  • Los herederos acuden a la notaría o también podrán hacerlo vía judicial.
  • Se realiza la búsqueda del testamento y se abre la sucesión.
  • Se nombra al albacea que decidiste en tu testamento.
  • Se hace un inventario y avalúo de tus bienes.
  • Se lleva a cabo la administración de bienes y posterior repartición a los herederos.
  • Se cumple tu voluntad.

Sin testamento

  • Se inicia un juicio sucesorio intestamentario.
  • Se convoca a todas aquellas personas que se sientan con derecho a heredar, para hacer la declaración de herederos.
  • El orden de prelación para heredar es:
  1. Descendientes.
  2. Cónyuge, concubina o concubinario.
  3. Ascendientes.
  4. Parientes colaterales hasta el cuarto grado.
  • Se designa un albacea.
  • Se hace un inventario y avalúo de los bienes.
  • Se administran los bienes y se realiza un proyecto de partición, en el cual se llega a un acuerdo y resolución sobre este.
  • Se adjudican los bienes a los herederos.

REUNE, tu amigo seguro, tu amigo de confianza está aquí para apoyarte y enseñarte como puedes asegurar tu patrimonio de forma correcta, la decisión está en ti. Nuestro compromiso es como una buena póliza: te ofrece confianza y seguridad. 

¡Gracias por confiar en nosotros para proteger tu tranquilidad y la de tu familia!

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Tenemos la solución para que alcances tu seguridad financiera. ¡Escríbenos!

Fuentes

  • Gobierno Federal, Estatal y Municipal Mexicanos
  • El economista
  • Joan Lanzagorta

    Ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia.

  • Además es columnista de Finanzas Personales en El Economista, Coach en Finanzas Personales y creador de la página planeatusfinanzas.com

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